Literatura y valores

Viernes 17 de Noviembre, 2017


 

Por María Luisa Lecaros. Máster en Matrimonio y Familia U. Navarra. Periodista, Profesora de Castellano U. Católica.

Patrono de los gobernantes y políticos, escritor y santo


A sólo dos días de las elecciones presidenciales, es momento de rezar por nuestra Patria y reflexionar. ¿Qué tipo de gobernante necesitamos? ¿Qué valores nos representan? ¿Qué estamos dispuestos a hacer nosotros por servir mejor a Chile? El escritor de Utopía santo Tomás Moro, proclamado por san Juan Pablo II como Patrono de los gobernantes y políticos, nos entrega algunas luces, como la importancia de respetar ese sagrario interior donde sólo Dios habita: la conciencia…

Tomás Moro nació en Londres, en 1478. Exponente de la cultura renacentista y humanista, se especializó en leyes, estudiando en Oxford y Londres, y también se interesó por la teología y la literatura clásica. En 1505 se casó con Juana Colt, con quien tuvo cuatro hijos. Pocos años más tarde enviudó y se casó en segundas nupcias con Alicia Middleton, a su vez viuda y madre de una hija. San Juan Pablo II nos cuenta algunos aspectos de su vida familiar y espiritual: 

“Fue durante toda su vida un marido y un padre cariñoso y fiel, profundamente comprometido en la educación religiosa, moral e intelectual de sus hijos. Su casa acogía yernos, nueras y nietos y estaba abierta a muchos jóvenes amigos en busca de la verdad o de la propia vocación. La vida de familia permitía, además, largo tiempo para la oración común y la lectio divina, así como para sanas formas de recreo hogareño. Tomás asistía diariamente a Misa en la iglesia parroquial, y las austeras penitencias que se imponía eran conocidas solamente por sus parientes más íntimos” (Carta, 31-10-2000). 

Junto con ser un excelente padre y amigo, Tomás Moro destacó por una brillante carrera política, llegando a ser canciller de Enrique VIII, presidente de la Cámara de los Comunes. Ahí comenzó una época extremadamente dura. San Juan Pablo II nos relata: 

“En 1532, no queriendo dar su apoyo al proyecto de Enrique VIII que quería asumir el control sobre la Iglesia en Inglaterra, presentó su dimisión. Se retiró de la vida pública aceptando sufrir con su familia la pobreza y el abandono de muchos que, en la prueba, se mostraron falsos amigos. Constatada su gran firmeza en rechazar cualquier compromiso contra su propia conciencia, el Rey, en 1534, lo hizo encarcelar en la Torre de Londres dónde fue sometido a diversas formas de presión psicológica. Tomás Moro no se dejó vencer y rechazó prestar el juramento que se le pedía, porque ello hubiera supuesto la aceptación de una situación política y eclesiástica que preparaba el terreno a un despotismo sin control. Durante el proceso al que fue sometido, pronunció una apasionada apología de las propias convicciones sobre la indisolubilidad del matrimonio, el respeto del patrimonio jurídico inspirado en los valores cristianos y la libertad de la Iglesia ante el Estado. Condenado por el tribunal, fue decapitado”(Carta, 31-10-2000).

¿Qué lo hizo merecedor del título de Patrono de los Gobernantes y de los Políticos? En la Carta de proclamación de santo Tomás Moro como Patrono de los Gobernantes y de los Políticos, nuestro recordado Papa destaca la necesidad que siente el mundo de modelos creíbles, que muestren el camino de la verdad en un momento histórico de arduos desafíos y graves responsabilidades; en que las conquistas científicas agudizan la exigencia de defender la vida humana en todas sus expresiones; en que urgen opciones políticas claras a favor de la familia, los jóvenes, los ancianos y los marginados. A su vez, resalta la fidelidad de Tomás Moro a las autoridades e instituciones legítimas, a través de las cuales buscaba servir y ejercer el ideal de justicia, rechazando cualquier ambición personal al poder. El estadista inglés dedicó su actividad pública a servir a la persona, especialmente a los débiles o pobres; tuteló y defendió a la familia; promovió la educación integral de la juventud.

“El profundo desprendimiento de honores y riquezas, la humildad serena y jovial, el equilibrado conocimiento de la naturaleza humana y de la vanidad del éxito, así como la seguridad de juicio basada en la fe, le dieron aquella confiada fortaleza interior que lo sostuvo en las adversidades y frente a la muerte. Su santidad, que brilló en el martirio, se forjó a través de toda una vida entera de trabajo y de entrega a Dios y al prójimo” (Carta, 31-10-2000).

Escritor, poeta y traductor, ha dejado plasmados sus ideales patrios en su obra literaria, principalmente en Utopía, con la cual obtuvo el reconocimiento de los eruditos de Europa. En ella aborda algunos problemas sociales de la humanidad de su tiempo y describe la organización de una sociedad ideal, cuya nación se asienta en la isla “Utopía”. De ahí se habla, a nivel narrativo de “mundo utópico”, que es aquél que se presenta como ideal. El “mundo feliz” de Huxley es un ejemplo de éste, en cuanto visión idealizada del mundo y la sociedad (en este caso, a modo alegórico e irónico, mostrándonos el desastre social que podría generar la manipulación genética). En la obra literaria de Tomás Moro también encontramos biografías (de Ricardo III y de Paco Della Mirandolla), y poemas en lengua inglesa. Como trasfondo, denuncia la tiranía, que para él se asienta en la avaricia. Y la avaricia, a su vez, estaría en la avidez por obtener riquezas y poder, un círculo vicioso que se retroalimenta. Finalmente, ve al reino como un símil del cuerpo místico de Cristo, cuyo rey es la cabeza y cuyos miembros están unidos por el amor.

Fuente:

San Juan Pablo II. Carta Apostólica en forma de Motu Proprio para la proclamación de santo Tomás Moro como Patrono de los gobernantes y de los políticos. Roma, 31-10-2000. (Disponible en www.vatican.va) 



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