Literatura y valores

Jueves 26 de Octubre, 2017


 

Por María Luisa Lecaros. Doctorando en Artes y Humanidades, Máster en Matrimonio y Familia U. Navarra. Periodista, Profesora de Castellano U. Católica.

Los santos en biografías y autobiografías

Nos acercamos al 1º de noviembre, una de las fiestas de la Iglesia que nos parece más cercana, porque nos recuerda a tantos hombres y mujeres que ¡lo lograron! Una fecha que nos invita a conocer a los santos, para poder imitarlos.  A veces sentimos que la santidad no es para nosotros; que nos queda “grande el poncho”. Sin embargo, al leer las biografías de quienes nos han precedido en este camino nos acercamos a su humanidad: a sus luchas, aciertos, caídas y vueltas a empezar; a sus ganas de dar gloria a Dios en la vida diaria. ¿Qué biografías y autobiografías leer?...

Entre los grandes géneros literarios, podemos distinguir la narrativa, la lírica, el drama y el ensayo. Subgéneros del ensayo son los “memorialísticos”, entre los que se encuentran la biografía y autobiografía. La palabra biografía viene del griego y significa “escribir la vida”. Es la historia de vida de una persona, narrada por otra. Por su parte, la autobiografía es el relato de vida de la persona, escrita por sí misma.

En relación a los santos, encontramos biografías y autobiografías. Ambos son muy interesantes y complementarias, así como tienen fortalezas y limitaciones. Las biografías de santos son apasionantes, una lectura ideal para las vacaciones, que cautivan especialmente por ser muchas veces “historias noveladas”, que retratan de forma exhaustiva el contexto referencial histórico en el cual vivieron los santos, con lo cual éstos se acercan mucho al lector del siglo XXI. Su debilidad se esconde, quizá, en la misma fortaleza: como muchas de ellas son historias noveladas, a veces el lector no sabe qué ocurrió en realidad en relación al santo y qué elementos son ficticios. Otra limitante es que a veces los autores no logran captar, ni por lo mismo reflejar, la vida espiritual del santo y se detienen en detalles biográficos más bien anecdóticos (algo que en nuestra impresión no sucede en los libros escritos por Louis de Wohl, pero sí en otros autores). De todas maneras, ya el intento de escribir sobre la vida de los santos es una empresa que merece todo el reconocimiento por parte de los lectores.


En cuanto a las autobiografías de santos, éstas permiten acceder directamente a los pensamientos, anhelos, emociones y recuerdos de los santos. Esto es particularmente interesante en el caso de los místicos, un acontecimiento poco habitual y que no añade a la Revelación contenida en la Sagrada Escritura. En el Diario La Divina Misericordia en mi alma, de santa María Faustina, está escrito en negritas todos los diálogos que Dios tiene con ella. Por ejemplo, «Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo, en ésta y en la vida futura […] para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi misericordia» (Diario 1567, 1601). Desde nuestra perspectiva, una limitante de estas autobiografías es que muchas de ellas fueron escritas por encargo de sus superiores, quienes les pidieron describir su experiencia de fe. Esto puede llevar a que a veces los santos, por razones de tiempo y para no dispersarse del foco central, que es su relación con Jesucristo, se centren en relatar sus experiencias de fe y dejen de lado experiencias o anécdotas de su vida que forjaron su personalidad, con lo cual pueden quizá parecer inalcanzables para algunos lectores. Pero esto puede ser un sesgo literario, porque si ellos alcanzaron la santidad, fue a partir de la lucha cotidiana, buscando a Dios en la vida diaria.

De todos modos, siempre vale la pena leer y regalar biografías y autobiografías de santos. A nivel de biografías, para los más pequeños recomendamos las de Editorial Apostolado Mariano (Barcelona), sobre san Francisco de Asís, santa Bernardita de Lourdes y otros santos, con abundantes ilustraciones, pocas páginas y un lenguaje muy sencillo.  Para más adolescentes, la colección “Biografía joven” de la editorial Casals, obras de 100 a 200 páginas, con estilo cercano y gran objetividad. Y para los adultos, las de Louis de Wohl u otras biografías como Mi centro y mi morada, de santa Teresa de Los Andes. En cuanto a autobiografías, recomendamos los escritos de Ana Catalina Emmerick, el Diario La Divina Misericordia en mi alma, Historia de un alma (la vida de santa Teresita del Niño Jesús), las Confesiones de san Agustín; Ven, sé mi luz (de santa Teresa de Calculta). 

Finalmente, junto con conocer a los santos que la Iglesia ha canonizado de forma oficial, nos enriquece meditar en torno a la vida de los más desconocidos, que han pasado por nuestra vida y que como estrellas, nos iluminan y muestran el camino con su ejemplo de vida, como decía el papa Benedicto XVI en Spe Salvi. A cada una de ellas, nuestra gratitud y compromiso a seguir sus huellas, para  que al igual que san Pablo, cada uno de nosotros pueda decir al final de su vida: «He competido en la batalla, he llegado a la meta, he conservado mi fe» (2 Tm 4,7).



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