Literatura infantil y valores

Jueves 15 de Junio, 2017


 

Por María Luisa Lecaros, Profesora de Castellano y Periodista U. Católica, Máster en Matrimonio y Familia U. Navarra

Uno de los relatos más conmovedores del escritor, poeta y dramaturgo irlandés Oscar Wilde (1854-1900) es «El cumpleaños de la Infanta», que transmite con gran acierto el valor del respeto a la dignidad de la persona humana.  

«El Cumpleaños de la Infanta»
Oscar Wilde

A partir de 8 años

En Cuentos
Santiago: Ed. Universitaria, 6ª ed., 2016
Págs. 53-75

Disponible en ww2.educarchile.cl


El relato acontece en el reino español de Aragón, donde se celebra el duodécimo cumpleaños de la Infanta, «porque aunque ella era una princesita real e infanta de España, no tenía más que un cumpleaños cada año, igual que los hijos de los más pobres» (WILDE, 2016: 53). Era el día en que podían asistir a palacio sus amigas de otro rango social; era la fecha en que se desplegaban los más fascinantes recursos lúdicos para entretener a la niña. Doce años más tarde de la dolorosa partida de la reina –cuando la pequeña sólo tenía seis meses de edad–el rey observa nostálgico a su hija, desde una ventana del castillo.

Comienza el desfile: corridas de toro, acrobacias, títeres, el concierto de un juglar africano, el minué, egipcios tocando cítaras. De pronto irrumpe en escena un enanito, que comienza a danzar. «Cuando apareció en el ruedo balanceándose sobre sus piernas torcidas y meneando su enorme cabeza deforme de un lado para otro, los niños lanzaron ruidosas exclamaciones de alegría» (WILDE, 2016: 62). La infanta misma reirá de tal modo, que la camarera se vio obligada a recordarle lo inadecuado de que una princesa se mostrase tan regocijada ante quienes eran inferiores a ella en nacimiento. Es que el enanito era realmente fantástico. Dos nobles lo habían descubierto el día anterior, mientras él corríalibremente por los bosques. El padre del enano era un viejo carbonero, quien se alegró al verse liberado de un niño tan feo e inútil. «Quizá lo más divertido era la completa inconsciencia en que se hallaba de su propio aspecto grotesco» (WILDE, 2016: 62). Cuando termina la obra, la infanta le arroja una hermosa rosa blanca a modo de burla. El enanito –ahora prendado de ella– cree que su amor es recíproco. Las jovencitas suben a dormir siesta. El enano corta una flor. ¡Las flores están furiosas de haber sido cortadas por un ser tan horrendo! Los pájaros, en cambio, no se fijan en su aspecto físico; han conocido su bondad.

El enano decide buscar a la princesa, para pedirle que cuando termine la fiesta abandone este recinto sofocante y se vaya con él a la selva. Entra al palacio, hasta llegar a una habitación donde descubre un ser siniestro, el más grotesco de los monstruos, quien lo mira con atención. «¿Qué es aquello», se pregunta. Repentinamente descubre la verdad, lanza un grito desgarrador y cae al suelo. Llega la infanta. Le exige que baile para ella. «–Mi bella princesita, vuestro gracioso enanito no volverá nunca a bailar […]. Su corazón se ha quebrado» […]La infanta frunció el ceño. –De aquí en adelante, que los que vengan a jugar conmigo no tengan corazón –exclamó; y corrió al jardín»(WILDE, 2016: 75).

Este cuento nos transmite con gran intensidad la importancia del valor del respeto, entendido como el derecho que cada persona tiene de ser tratado y y querido por los demás por lo que es: un hijo de Dios, aspecto en lo que radicalmente todos somos iguales (ISAACS, 2003: 152). La pregunta del enanito: «¿Qué es eso?» nos refleja a un ser que fue tratado como la más inferior de las cosas, sin la dignidad que le correspondería a cada “quien”, a cada persona humana.

 

BIBLIOGRAFÍA
WILDE, O., «El cumpleaños de la Infanta», Cuentos, Santiago de Chile, Universitaria, 2016, págs. 53-75.
ISAACS, D., La educación de las virtudes humanas y su evaluación, Pamplona, Eunsa, 2003. 



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