Reflexión: La Eucaristía, Camino de Misericordia

Martes 12 de Julio, 2016


 

En el siguiente documento te invitamos a leer y reflexionar sobre la misericordia

"Cruzar hoy por la puerta santa nos compromete a hacer nuestra la misericordia del buen samaritano" recordaba el papa Francisco al inicio del Año Jubilar (8 diciembre 2015)

Si nuestras liturgias, especialmente las eucaristías dominicales quieren ser lugares de misericordia, no pueden ignorar las profundas transformaciones sociales, culturales y antropologías en curso, cuyos desarrollos son difícilmente previsibles. La liturgia, como toda la pastoral sacramental, no puede no dejarse interrogar por ese fenómeno que algunos han denominado "trastorno de la definición de lo humano". Lo humano no es el destinatario pasivo de nuestras liturgias, sino la materia prima de la que se alimentan. Ignorar estas transformaciones significaría no saber de qué humanidad están formadas nuestras  asambleas.

Nuestras eucaristías dominicales, para ser camino de misericordia y de esperanza, están llamadas a convertirse cada vez más en espacios de santidad acogedora.

Liturgias donde las personas puedan encontrar consuelo, ánimo. La liturgia que nos espera será la figura de Cristo que proclama: "vengan a mí los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré (Mt 11,28). Misericordia no solo para los pecadores entendidos como actos aislados, sino misericordia respecto a las condiciones de vida, a las situaciones existenciales marcadas a menudo la fragilidad, la debilidad, el cansancio. Misericordia ante respuestas equivocadas a justas demandas de sentido, ante evidentes fracasos motivados por un autentico deseo de felicidad.

La eucaristía camino de misericordia, pero de una misericordia inteligente, que se expresa mediante la liturgia capaz de dar razones para seguir creyendo. Por tanto, una liturgia no solo creyentes sino también creíble a los ojos de cristianos cada vez más secularizados, cada vez más desencantados, que anhelan ser creyentes y no solo crédulos, no simples participantes de una religión sino discípulos del Evangelio. Una liturgia creíble es aquella guiada y animada por personas creíbles, cuya autoridad, en la cultura contemporánea, no viene dada por la función o el oficio, sino por la coherencia entre lo que dicen y lo que son. Será espacio de misericordia una liturgia donde las palabras son portadoras de sentido y no formulas recitadas y donde los signos son testimonio de una revelación.

La eucaristía es camino de misericordia cuando está dispuesta a acoger y escuchar la debilidad de la fe y el esfuerzo de esperar del hombre y la mujer de hoy, conscientes que, como dijo el cardenal Montini interviniendo en el Concilio el 22 de octubre de 1962: "La liturgia es para los hombres, no los hombres para la liturgia". CPL. Julio 2016



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