Por segunda vez consecutiva, la Parroquia San Francisco de Sales participó del proyecto Misión País de la Universidad Católica y nuevamente fueron a San Fernando ubicada en la VI Región.
Aparte de la visita puerta a puerta para acompañar y conversar con toda la comunidad, se realizaron talleres de niños y adultos sobre diferentes temáticas de fe. Lo principal es que tanto misioneros como los locatarios de la zona pudieron compartir su fe y sus experiencias sobre Dios en forma íntima.
Además el Padre Jorge visito la zona el último fin de semana.
Sofía Ascorra, fue una de las misioneras que visito la zona por la Parroquia, ya lleva varias misiones en el cuerpo pero cuenta que para ella es una necesidad dar tiempo de sus vacaciones por esta causa.
Nos cuenta que sólo se trajo alegría y agradecimiento de una zona que le marcó el corazón: "fuimos nosotros los que salimos misionados. La gente de la comunidad dio mucho más de lo que nosotros les dimos a ellos, nos enseñó a ser generosos, a apreciar las cosas, en darnos cuenta que en verdad todo lo que tenemos nosotros no es nada en comparación a lo que tiene ellos".
Se sintió tocada por los lugareños, que cuenta que fueron un real testimonio de caridad para ella: “la gente que nos recibió en sus casas me marcó muchísimo, porque quizás son personas que no tienen mucho, pero que tienen valores mucho más claros que nosotros, son personas súper generosas. Para ellos ofrecernos una bebida, un plato de pollo o arroz para darnos las gracias era muy importante. La gente estaba dispuesta a darnos todo lo que tenían para que estuviéramos cómodos y bien y pudiéramos seguir con toda la fuerza nuestras misiones.
También siente que los misioneros formaron un grupo excepcional de personas: “Tuve la suerte de que el equipo de misioneros que se formó este año fue muy agradable, todos muy generosos y dispuestos a dar hasta la última gota de energía por entregar el testimonio de Dios. Lo que más me llamó la atención fue el ambiente que se formó entre nosotros mismos. Formamos verdaderos lazos de amistad, compañerismo y cariño, al fin y al cabo estábamos todos por una misma razón: Dios quería que compartiéramos nuestro testimonio de Fe a las personas de San Fernando”.
Misionar para ella es algo muy especial: “Necesitamos para mostrarle a la gente y al resto de los jóvenes que nuestra religión no está muerta, que estamos dispuestos a salir a la calle y ponernos la camiseta por lo que creemos, es importante porque al final es regalar nuestro tiempo, es dar testimonio de lo que vivimos. Es un tiempo para hacer un stop en nuestras vidas y darnos cuenta de todo lo que tenemos y dar las gracias. De compartir la fe con el resto de las personas”.
Ariel Gana, también misionero de la parroquia ya ha ido tres veces a misiones pero el llamado siempre es el mismo: “dar a conocer la riqueza del evangelio, y tener la instancia de conocer a más personas con las mismas ganas de ayudar y predicar lo que Jesús nos enseñó. El espíritu de unión en Dios se sintió en cada momento, ya sea en la oración en la mañana, en el desayuno, en las misiones, en las tardes de taller o incluso en nuestro tiempo de descanso en las noches donde nos juntamos a conversar”.
Nos cuenta que una de las cosas que más le llamó la atención es como Dios marca el corazón de muchos jóvenes para la misión, esto a raíz de un testimonio personal de uno de sus compañeros que lo ayudó a reflexionar sobre el tema: “Muchos misioneros se hacen misioneros y se acercan a la Iglesia en este tipo de actividades. La mayoría son jóvenes que muy pocas veces van a misa y conocen muy poco de la religión. Pero siempre entre nosotros nos apoyamos y vivimos al 100% todas las instancias que se dan y así terminamos más Unidos y apegados al catolicismo”.
Hoy, terminando las misiones, Ariel se siente diferente en cuanto a sus relaciones con los demás: “Mi sentimiento es diferente, mirar a las personas con más respeto y afecto y saber que las diferencias que tenemos cada uno se complementan y nos unen en todo sentido”.
Para Ariel la experiencia de las misiones es única: “Es muy importante ir a misiones, porque te dan un sentido distinto de la vida en torno a lo que Jesús nos enseñó, que en otras instancias es difícil de lograr. El hecho de compartir vivencias y experiencias en un ambiente de compromiso y respeto con tus compañeros de misiones y en torno al catolicismo. Eso es impagable y que en la vida diaria imposible de lograr. Son un lugar para compartir, conocer nuevos amigos y amigas, conocer otras realidades a lo largo de Chile. Pero principalmente, conocer más a Jesús y disfrutar de muchos momentos de alegría”.
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Muchas gracias a todos los que participaron y sigan siendo testimonio de lo viva que está nuestra fe.