En el II Domingo de Pascua celebramos la Divina Misericordia que san Juan Pablo II instauró en el comienzo del milenio y cuya devoción fue promovida por Santa Faustina: "La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300). (1)
En el Espíritu de este día, vivimos la Fiesta de Cuasimodo, tradición chilena que se celebra, sobre todo, en distintas localidades del valle central del país.
Esta fiesta nació a mediados del siglo XIX. En aquel tiempo, los sacerdotes iban a caballo para entregar la comunión a los enfermos que no pudieron comulgar el Domingo de Resurrección. Muchos feligreses los acompañaban para que los asaltantes no robaran el copón con el Santísimo Sacramento. En señal de respeto, reemplazaban sus sombreros por mantillas atadas a sus cabezas y esclavinas sobre sus hombros. (2)
Desde ese tiempo que en la tradición, se continúa llevando la Sagrada Comunión a los enfermos que no pudieron recibirla en el Triduo Pascual. Las procesiones son hermosas, llenas de flores, con los colores del Vaticano. Caballos, carrozas, bicicletas y peregrinos custodiando el Santísimo Sacramento.
¡Gracias Señor, por quedarte con nosotros en la Sagrada Comunión!
(1) Catholic.net
(S) Chile es Tuyo
