Nuestro párroco acaba de llegar de un maravilloso viaje: peregrinó por el Camino de Santiago, durante septiembre.
Aprovechamos esta tremenda oportunidad para que nos contara sobre lo vivido, los desafíos que tuvo que enfrentar y qué lo marcó.
¿Qué lo motivó a hacer el camino de Santiago?
Siempre me ha gustado caminar, pero no solo como algo físico o deportivo, sino también por lo que significa el recorrer y avanzar de un lugar a otro. Veo en eso algo que representa lo que hacemos en la vida, a medida que pasan los años.
¿Cuánto tiempo duró el viaje y cuántos lugares visitó?
Caminé 12 días por el camino francés. Ya el año 2016 había recorrido varios tramos de este camino, que en total, tiene cerca de 900 km., ya que, empieza en Francia. Esta vez tenía menos tiempo, pero alcancé a hacer dos largos tramos que me faltaron por recorrer la vez pasada. En total fueron 291 km. en los cuales visité muchos lugares:
- Burgos a León (178 km.) donde pasé por los pueblos de Hornillos del Camino, Castrojeriz, Carrión de los Condes, Moratinos y Burgo el Ranero.
- Sarria a Santiago Compostela (113 km.) paseando por los pueblos de Portomarín, Palas de Rei, Arzúa, Pedrouzo y finalmente, Santiago de Compostela.
¿Qué fue lo más desafiante del recorrido?
Diría que el hecho de ir solo y sin conocer los lugares. Eso hace que sea realmente una aventura, ya que, cada día se van descubriendo lugares nuevos y también se va conociendo gente distinta. Al mismo tiempo para mí es desafiante y me gusta el hecho de compartir como sacerdote los cansancios e incomodidades del camino, con todos los peregrinos. Eso es algo que, poco a poco, se va transformando en un factor de cercanía o de encuentro con gente que no participa en la Iglesia o que incluso, no es creyente. Ellos descubren que el cura no es un ser medio celestial o solo de vida litúrgica, sino que una persona como ellos, pero que se ha consagrado a Dios. Y a mí me hace mucho bien para aprender muchas cosas de otros con los que habitualmente no tengo tanta cercanía.
¿Qué fue lo que más le llamó la atención y le marcó del Camino?
Diría que dos cosas: el poder tener largos momentos de oración y reflexión personal y el conocer tanta gente. Más que los paisajes que uno visita, la experiencia del Camino de Santiago es una oportunidad para el encuentro con Dios y ver su acción y presencia en la ruta de nuestra vida. Cada día, al caminar, uno va mirando la propia sombra que se proyecta por delante y no se puede dejar de pensar acerca de uno mismo y todo lo que uno ha vivido. Y es inevitable concluir que, a fin de cuentas, toda persona es un caminante o peregrino que avanza por la vida hacia el encuentro de Dios. Y también junto a esto, como señalé, es una inmensa riqueza ir conociendo a muchas personas que están haciendo lo mismo que uno, caminando hacia la tumba del Apóstol, pero que por eso mismo, se hacen compañeros de viaje, incluso amigos con los cuales se van generando las más profundas conversaciones acerca del sentido de la vida y de lo que hacemos y buscamos en ella.
¿Cuáles son los frutos que se lleva de esta experiencia?
Un corazón muy renovado en la cercanía de Dios, en su presencia cotidiana en la propia vida y también una inmensa valoración de la fraternidad humana. Compartir tantos días con gente que uno no conocía, con distintas culturas, historias, gustos, ideologías o incluso religiones; pero que hemos podido aprender a querer por el hecho de haber sido compañeros de camino, es una experiencia que nos marca a todos los que llegamos a la tumba del Apóstol. Llegar a Santiago de Compostela es un hermoso destino que se va preparando a diario con la caminata de cada día y con la celebración de la misa del peregrino, caminando en la vida como una mejor persona.
¿Cómo motivaría a otros a realizar el Camino de Santiago?
Les diría que es una experiencia que marca un hito en la propia historia entre un antes y un después. Una vez que has hecho el Camino, tu peregrinar por la vida no va a ser igual. Este te marca, porque te ayuda a descubrir la dimensión de peregrinos hacia la eternidad y a comprender que caminamos juntos al Señor y a tanta gente; que nadie puede ir solo, y por ello te ayuda a salir de ti mismo y abrirte a una vida de fe y de cercanía a los demás.
Escribo aquí los nombres de algunos queridos amigos y amigas que conocí este año en el Camino y que me marcaron significativamente: José, Carmen, Antonio, Albin, Carmen, Moya, Joseph, Marc, Ania, Guillermo, Mathew, Quintin, Armando, Colette; a todos ellos, muchas gracias.
Agradecemos a nuestro párroco, el padre Francisco, por el tremendo testimonio que nos entregó en esta entrevista.
Mira más fotos en la galería de más abajo.
Tomémonos de la mano de Jesús que quiere, con todo su corazón, caminar junto a cada uno en esta vida.
Fotos:
Portada: Segundo día de camino, con Marc, un dentista de USA que fue al camino para descansar después de muchísimo trabajo durante la pandemia.
Galería, foto 1: José y Marta. Él había sido monje budista y luego se convirtió al catolicismo. Ella también se estaba acercando a la Iglesia.
Galería, foto 2: En la catedral de Santiago con Mathew y Quintin, dos jovenes que conocí en las misas durante el camino.
Galería, foto 3: Después de haber celebrado la misa en la catedral de Santiago de Compostela. Ellos son José y Carmen, dos españoles que conocí en el camino. Los conocí en misa y cuando nos topábamos caminando me invitaban a rezar el Rosario.
Galería, foto 4: Colette, Lisa y Kim, tres norteamericanas muy católicas que conocí visitando las iglesias del camino.
Galería, foto 5: Saliendo de Carrión de los Condes estaba esta leyenda a los peregrinos.
Galería, foto 6: Estos son los monolitos que hay en todo el camino y que indican por dónde sigue el camino y cuánto falta para Santiago.
Galería, foto 7: Durante el camino uno va siguiendo la propia sombra. Es una forma de mirarse hacia adentro.
Galería, foto 8: Misma de portada.
Galería, foto 9: Después de la misa en la catedral y de comer con algunos de los amigos del camino: Guillermo, Antonio, Carmen, Albin, José y Moya.