El legado de Santa Teresa de Los Andes (PARTE II)

Viernes 08 de Mayo, 2020


 

Su legado espiritual y su ejemplo de santidad en lo cotidiano han tenido una tremenda fuerza evangelizadora en el último siglo
Combate Espiritual
La lucha de Juanita por combatir sus defectos continuaba en su juventud. Por su gran sensibilidad y afectividad a veces se ponía celosa de que alguien le prestara más atención a ella. El padre Cristhian cuenta que, en un momento de celos, miró al Sagrado Corazón y sintió que Jesús le dijo: “Yo estoy solo por amor a ti y tú ¿no puedes aguantar un momento por tu amor estoy aquí solo?”. Según el sacerdote, “aquí comienza a nacer la Teresa de los Andes”.

El sacerdote asegura que las cualidades, defectos y susceptibilidades de Juanita “estaban ahí igual que nuestra humanidad” y que ella experimentaba “este derrumbarse cada instante, esas caídas que necesitan mucho cobijo. Al principio era débil, susceptible, quebradiza, todo la hacía llorar, le hacían bullying, no sabía defenderse. Era frágil”. Pero al sumergirse en la vida de oración y tener una relación tan estrecha con Jesús “terminó siendo una persona fuerte, entregada, abnegada y dueña de sí” pues el poder de la oración “le ayudó a soldar su camino”.

Su juventud se desarrolló de manera normal para una chica de su edad: tenía muy buenas amigas, le gustaba montar a caballo, jugar tenis e ir de vacaciones al campo y a la playa. Era muy buena moza y tuvo algunos pretendientes. Sin embargo, ella tenía la conciencia clara de que era para Dios. Y aunque el Carmelo la atraía fuertemente, en un momento tuvo el dilema de si entrar allí o en la comunidad del Sagrado Corazón con las religiosas de su colegio y así entregarse a Dios en medio de la vida activa. El padre Cristhian asegura que esta decisión “le costó horrores”. Sobre este tema Alexandrine comenta: “Finalmente decidió el Carmelo, porque si ella estuviera en el mundo, los frutos de su apostolado los vería en la tierra pero si optaba por el claustro, solo los vería en el cielo”.

Juanita tuvo una amistad muy estrecha con varias de sus parientes y compañeras del colegio. “Ella acompañó espiritualmente a su hermana Rebeca y a sus amigas. Fue como una pedagoga, creó una comunidad en torno a ella y muchas de sus compañeras, o fueron religiosas o laicas comprometidas y la tuvieron como referente”, indica el padre Cristhian.

Fuente: Anclados, Pastoral UC



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