A sus 19 años, Helena Kowalska fue retratada días antes de ingresar al convento, donde se llamaría María Faustina (1905-1938). Ahí recibirá de Dios el encargo de ser su secretaria, la secretaria de la Divina Misericordia, y donde llegaría a ser una de las más grandes místicas de la historia. Tras celebrar esta gran fiesta el domingo pasado, hoy conoceremos algunos mensajes que Jesús le dirigió, recogidos en su Diario…
1. “Tú eres la secretaria de Mi misericordia”
“Te envío a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón Misericordioso. Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo en ésta y en la vida futura, para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi misericordia”.
(Diario, 1567, 1508, 1605).
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2. “Esta imagen ha de recordar las exigencias de Mi misericordia”
“Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Quiero que esta imagen sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección.
El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos.
Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias. Por eso quiero que cada alma tenga acceso a ella”.
(Diario, 49, 299, 570).
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3. “Cuando “Cuantas veces oigas el reloj dando las tres”
En octubre de 1937, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte: “Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en para para cada alma.
En esa hora puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia.
En esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante”.
(Diario, 1572).
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4. “Como una madre cariñosa a su hijo recién nacido”
“A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso”
(Diario, 1075).
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5. “Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia”
“Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con un pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia.
Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi misericordia morirán para siempre.
Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida recibirá el perdón total de las culpas y de las penas. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre aquellas almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata”.
(Diario, 49, 300, 699, 965). …………………………………………………………………………………..
6. “Cuando la coronilla es rezada junto al agonizante…”
El Señor Jesús dictó a Sor Faustina la coronilla a la Divina Misericordia, una oración en la que ofrecemos a Dios Padre “el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad” de Jesucristo como propiciación de sus pecados, los pecados de sus familiares y los del mundo entero.
“Por el rezo de esta coronilla me acercas la humanidad”.
Quienes recen esta coronilla, me complazco en darles todo lo que me pidan, si lo que me piden está conforme con Mi voluntad”.
“Cuando la coronilla es rezada junto al agonizante, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma”.
Así puedes rezar la Coronilla de la Divina Misericordia.
Credo
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
En las cuentas grandes del Rosario
Padre eterno: Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
En cada una de las diez cuentas chicas del Rosario
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al terminar las cinco decenas di tres veces:
Santo Dios, Santo fuerte, Santo e inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Puedes añadir al final
Oh, sangre y agua, que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de misericordia, en ti confío.
Al terminar haz la señal de la Cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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6. “Invita a las almas a una gran confianza”
“Hija mía, que nada te asuste ni te perturbe, mantén una profunda tranquilidad; todo está en mis manos.
Deseo la confianza de Mis criaturas; invita a las almas a una gran confianza en Mi misericordia insondable. Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el abismo de Mi misericordia.
Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia. Escribe: Antes de venir como juez justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia”.
(Diario, 219, 1147).