Octubre siempre ha sido un mes misionero ya que la campaña en torno al Domingo de la Propagación de la Fe, el DUM, ha tenido buena acogida en muchas comunidades cristianas. Pero, además, el 1 de octubre se celebra la memoria de santa Teresita del Niños Jesús, patrona de las misiones con san Francisco Javiera y doctora de la Iglesia.
El 20 de octubre fue el domingo del DOMUND, como siempre en el penúltimo domingo de octubre hay una magnífica expresión de solidaridad y de sensibilización sobre la labor misionera de la Iglesia. Una jornada puesta en marta en 1926 por Pío XI “para mover a los católicos a amar y apoyar la causa misionera”. Es una necesidad porque existen 27.000 instituciones sociales en los territorios de misión que dependen de jornadas como esta.
Además este año coincide con la Asamblea Sinodal Especial sobre la Panamazonía convocada por el papa Francisco en 2017 para “encontrar nuevos caminos para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, sobre todo de los indígenas, muchas veces olvidados y sin una perspectiva de un futuro sereno, también por la causa de la crisis de la foresta amazónica, pulmón de fundamental importancia para nuestro planeta”.
El punto de partida de este centenario es la carta apostólica ‘Maximum illud’ –que se traduciría literalmente como algo así como “lo más mayor”– de Benedicto XV. Un texto de 114 escuetos puntos que pusieron las bases de una nueva forma de hacer en las misiones católicas en lo que a diálogo con las culturas autóctonas se refiere.
La oración es el alma y el fundamento de la misión de la Iglesia: para apoyar el esfuerzo apostólico de los misioneros de Jesús dispersos por todo el mundo. Vigilias y celebraciones en estos días recordarán el trabajo de los misioneras y misioneras por todo el mundo.
El mes busca despertar la conciencia misionera más allá del donativo de rigor de estos días. 100 años después toca retomar el impulso misionero y dejar que este transforme la acción pastoral de la Iglesia para que sea más misionera, en las periferias de aquí y allá. Todos están invitados a anunciar el Evangelio y a propiciar la conversión misionera en todas las comunidades cristianas.
El lema de este año es ‘Bautizados y enviados’, inspirado en la motivación del propio papa Francisco al convocar esta cita, “en el bautismo hemos recibido la vida divina, y, gracias a eso, somos profetas, es decir, anunciadores del misterio de Cristo, por Él enviados”.
La convocatoria del papa Francisco de este mes marca también 4 dimensiones para que ningún aspecto de la misión quede fuera de esta iniciativa. Considerar la integralidad de la tarea misionera ayudará a una vivencia más intensa.
Dichas dimensiones con el encuentro personal con Jesucristo vivo en su Iglesia –a través de la eucaristía, la Palabra de Dios, la oración personal y comunitaria–; el testimonio de los santos, los mártires de la misión y los confesores de la fe, expresión de las Iglesias dispersas en todo el mundo; la formación misionera en la Escritura, catequesis, espiritualidad y teología; y la caridad misionera.
Además el Mes Misionero Extraordinario también se vive en las redes. El Vaticano ha puesto en marcha una página web específica. En dicho espacio se puede descargar en varios idiomas una guía especial para vivir –en cualquier contexto– un montón de propuestas. Documentos, homilías, figuras de santidad, estudios teológicos sobre la misión y una oración componen este volumen.
Transformando nuestras vidas como gusanos de seda. Llamados a ser la luz en mitad de las tinieblas. La sal que da sabor, dando amor, siento alegría plena. Esta felicidad es de todos, para todos los días.