Este domingo es una vigilia litúrgica de la Navidad. En él se anuncia la llegada inminente del Hijo de Dios. Se subraya que este niño que nacerá en Belén es el prometido por las Escrituras y constituye la plena realización de la Alianza entre Dios y los hombres.
En nuestra corona de Adviento encendemos la vela morada, que simboliza (al igual que las otras dos velas del mismo color) vigilia, penitencia, conversión y preparación, pero ¿cómo hacemos esto? Lo más importante es disponer el corazón para que Jesús pueda nacer en él, sin nuestra plena disposición, no puede transformarnos. Es necesario tener consciencia de que sólo con Dios caminamos en el sendero de la perfección y la santidad.
Los invitamos a vivir con profundo recogimiento este último domingo de Adviento, que anuncia la pronta llegada del Hijo de Dios hecho hombre por amor.
