Obispo Auxiliar de Barcelona reflexiona sobre el amor a la Iglesia

Jueves 30 de Octubre, 2014


 

 “IGLESIA, ¡CUÁNTO TE QUIERO!”
Decirlo nos sale del corazón y lo hacemos con gozo. La sentimos y vivimos como lo que constituye nuestra identidad colectiva, espacio de fraternidad, de celebración y de compromiso que nos une a Jesucristo y a todos los bautizados que tenemos la alegría de compartir una misma fe en Él.  Contemplando a los apóstoles Pedro y Pablo experimentamos la solidez del fundamento de esta fe que profesamos.  Como dice el prefacio de su solemnidad, “Pedro fue el primero en confesar la fe, Pablo, el maestro insigne que la interpretó; aquél fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel, este la extendió a todas las gentes”.
El amor a la Iglesia es la respuesta al amor a Jesús.  No podemos separar estos dos amores, que en realidad son uno solo, ya que, con Cristo, formamos un solo Cuerpo, como expresa con tanta convicción el apóstol Pablo.  El sentido de pertenencia a esta comunidad de la fe, de esperanza y de amor extendida por todo el mundo, nos confiere el gozo de sentirnos unidos a Él y entre nosotros por ser su “sacramento”, es decir, su “signo” visible, una manifestación de unidad para que el mundo crea.
Cuando Jesús pregunta a Pedro: “¿me amas?”, le pregunta por la opción más fundamental de su vida, por su entrega incondicional a Él y a la misión que le encomienda de pastorear a sus ovejas.  Jesús sabe bien hasta dónde llega la capacidad del apóstol para responderle, pero le comprende y acepta tal como es, como hace con todos nosotros, tantas veces condicionados por infidelidades e incoherencias.  Dios construye sobre nuestra debilidad humana y le da la fortaleza del Espíritu.  Es así cómo se edifica constantemente la Iglesia. Como Pedro, también nosotros, por la fe en Él, le decimos, con toda humildad y con la dicha inmensa de seguirle: “Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero”.
El Papa Francisco, inmediatamente después de su elección como obispo de Roma y sucesor de Pedro, ya dio esta indicación: “caminar, edificar, confesar”.  Nos llena de gozo pertenecer a una Iglesia sinodal siempre en actitud de peregrinación, en camino compartido, guiada por la confianza y animada por el amor y la misericordia, dispuesta siempre a dar razón de la esperanza que la mantiene firme y fiel.





Sebastia Taltavull

Obispo Auxiliar de Barcelona, España.



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